Desde que las marquesinas de la vida se abrieron para cada uno de nosotros y llegamos indefensos y dependientes desde la placentera oscuridad uterina, donde todo se nos dio, a remecernos, en el momento de la parición, con el destello de la luz y la incertidumbre para que, como una pequeña enredadera en un bosque tupido y lúgubre, busquemos el resplandor para vivir...
...Así se nos da la existencia. Así, la usina maravillosa del vientre materno nos empuja y nuestras madres se hacen cargo de endilgarnos al universo carentes de todo, sólo con nuestra energía. De ahí la importancia del cambio de pañales. En nuestros primeros tiempos es cuando la madre se convierte en lavandera, cocinera, médico, profesora, y juez cuando llegan los hermanos. Y en cuentacuentos, dejando de lado sus propias aspiraciones para sacarnos adelante y darnos las armas para valernos, sin privarnos tampoco del refugio cuando ya alejados, erremos desorientados.
En el cambio de pañales es cuando sentimos el roce de una piel, cuando escuchamos el sonido de un canto inventado mientras todos duermen, cuando un pecho generoso nos da el sustento y cuando una nariz se hunde en nuestra “guatita” traspasando su energía cósmica y suficiente para que algún día alcemos el vuelo envueltos en los buenos y malos vientos de la Tierra.
En el cambio de pañales la madre nos inyecta la velocidad y su potencia con las que caminaremos esta vida y nos enseña a conectarnos en un mismo tono con otros seres que nos quieran y a quienes podemos amar.
Hoy, cuando todo Chile padece, me conmovió la escena de una mujer del herido sur que rogaba al carabinero que la dejara entrar al supermercado devastado en busca de pañales para su hijo.
Son las mujeres el pilar de la sociedad, el alma del universo. He visto a la Presidenta, Michelle, empujando la ayuda, haciendo que las cosas pasen, pero con un respiro para las lágrimas por su pueblo desgarrado; a Carmen Fernández, de Onemi. ¿De dónde tanta energía y temple? He visto mujeres hambrientas los primeros días, batallando para empezar la vida, a periodistas en el epicentro de las angustias, Macarena Pizarro, Mónica Sanhueza y quitando horas al reposo a Karen y a Consuelo, a la pléyade femenina del gobierno por los pueblos arrasados y a las religiosas de Pelluhue. También ha llegado Hillary con apoyo.
Creo que este bicentenario estará para celebrarlo no con fuegos artificiales, sino con un démonos la mano para recomenzar. Que nuestros dos presidentes, Bachelet y Piñera, sigan unidos, como ahora, hasta que Chile comience a caminar. Como los hijos.
Hay otras mujeres que sufren el gran dolor del universo: las madres y esposas de aquellos hombres que murieron cuando acudían con ayuda para sus alumnos. Callados, sólo con sus espíritus de hombres buenos, las mujeres en la vida de Marcelo, Luis Ernesto, Pablo, Ignacio, Juan Guillermo y Rodolfo. Para ellas esta columna. Y también para las madres de los rescatistas, soldados, policías.
Fuente: La Nación
LAS MAMAS COMENTAN
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Todas nos esmeramos en proteger de todo posible peligro a nuestros bebés. Pero siempre surge el momento para dejarlos que se muevan con total libertad. Y aunque ellos no sepan hablar o caminar bien, se las arreglan para expresar lo que sienten o quieren. Cuéntanos las mejores expresiones de libertad de tu bebé.¿Cómo dejas que haga sus propios descubrimientos?,¿Cuál es el mejor consejo que les puedes entregar a otras mamás para que no estén muy preocupadas?
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